En el contexto de la temporada de cuaresma, una práctica común entre los fieles católicos es la abstinencia de carne, especialmente los viernes. Y tiene profundas raíces históricas y simbólicas que se remontan a siglos atrás.

La cuaresma, un período de 40 días de preparación espiritual que precede a la celebración de la Pascua, conmemora los 40 días de ayuno de Jesús en el desierto.

La abstinencia de carne, en particular, se considera un gesto de sacrificio y renuncia en honor al sacrificio supremo de Jesús en la cruz. La carne, asociada con la indulgencia y el placer, se abstiene como un recordatorio de la necesidad de controlar los deseos mundanos y centrarse en la vida espiritual.

Además del simbolismo religioso, hay aspectos prácticos y éticos detrás de esta práctica. La abstención de carne también puede interpretarse como un acto de solidaridad con los menos afortunados, recordando a los fieles su responsabilidad de compartir con quienes tienen menos recursos.